Cultivar lavanda en una maceta es una forma estupenda de ahorrar dinero y seguir teniendo acceso a su encantador aroma y su llamativo tono violeta.
No sólo llenará tu casa de una fragancia natural, sino que también sirve para purificar el aire y crear una atmósfera tranquilizadora.
Te recomendamos: Cómo trapear con lavanda para ahuyentar cucarachas y arañas de casa
Esta idea es especialmente atractiva, ya que no necesitarás demasiado espacio ni muchas herramientas.
Además, algunas personas utilizan este proceso para mantener alejados a los bichos indeseados.
Cultivar lavanda en casa es muy fácil
- 1 maceta o recipiente de plástico (necesitará tener un diámetro de entre 30 y 40 centímetros)
- Semillas de lavanda (lo recomendable que las pongas en el refrigerador guardadas en una bolsa hermética durante 3 semanas antes de la plantación. Esto ayudará a acelerar el proceso de germinación)
- Tierra (en el mismo vivero te dicen cual es el conveniente para esta planta)
- Fertilizante (el mejor que sea para la planta)
Proceso de cultivo:
- Antes de empezar a cultivar lavanda, es esencial hacer un agujero en el fondo de la maceta o recipiente para que tenga un drenaje adecuado. Si eliges un recipiente con drenaje preexistente, este paso puede omitirse.
- A continuación, llena la maceta con tierra y añade un poco de abono. A continuación, coge cada semilla y colócalas a 1,5 centímetros de distancia unas de otras en la tierra; esta separación permite que se desarrollen de forma óptima sin interferir con ningún otro brote.
- Cubre estas semillas con un poco más de tierra y rocía un poco de agua por encima.
En un abrir y cerrar de ojos, ¡empezarán a florecer! Pero también es fundamental que cuides regularmente de tu planta.
Cuidados de la lavanda
- Si se coloca cerca de otras plantas grandes, debes dejar algo de espacio entre ellas, ya que la luz del sol puede quedar bloqueada.
- El riego debe ser moderado durante las primeras fases de su crecimiento y escaso cuando haya madurado; demasiada humedad podría causar hongos.
- Durante el invierno, el riego debe ser escaso, pero en verano puedes regar tu lavanda una vez a la semana, siempre que compruebes que la tierra está seca.
- La poda también es importante y no debe confundirse con arrancar las flores; recorta sólo hasta la mitad del tamaño de la planta.
Con este sencillo método de cultivo y unos cuidados básicos, tener una lavanda en casa sin duda te alegrará con su fragante aroma.