Siempre recuerdo con cariño a mi abuela cuando hago memoria, y el postre que me daba en los días de frío tenía un aroma particular que te hacía sentir acogedor con sólo olerlo.
Esta receta es una adaptación de la original, pero mis hijos la piden siempre porque comprar la versión original puede resultar caro.
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Al principio, pueden notar una ligera diferencia de sabor, pero con el tiempo se convertirá en su favorito y, si les gusta, puedo servirles esta delicia caliente.
Traigamos nuestros recuerdos nostálgicos e intentemos recrear en la cocina todo lo que recordamos de nuestras abuelas, que eran capaces de hacer maravillas con sus manos.
Por eso, cuando hablamos de platos caseros, siempre nos viene a la mente «la receta de la abuela».
Como te recuerdo constantemente, la mejor manera de hacer las cosas es hacerlas nosotros mismos, ¡así que empecemos!
Ingredientes
- 1 Litro de Leche
- 4 Cdas. de Fécula de Maíz (Maicena)
- 4 Cdas. de Azúcar
- 3 Cdas. de Dulce de Leche
- 1 Cdita. de Esencia de Vainilla
Preparación
- Empezaremos poniendo cucharadas de maicena en un cuenco y añadiremos un chorrito de la leche especificada. Debemos mezclar bien para deshacer los grumos que se hayan podido formar; esto es esencial para no estropear el resultado final.
- Ponemos el resto de la leche en un cazo, añadimos una pizca de esencia de vainilla y la llevamos a temperatura moderada. Cuando veamos que la leche está a punto de hervir, echamos las cucharadas de azúcar, bajamos el fuego y vertemos la mezcla hecha con maicena.
- Remover suave y continuamente la mezcla hará que espese poco a poco. Debemos permanecer atentos, ya que si dejamos de remover puede quemarse fácilmente. Este proceso es similar a cuando hacemos crema pastelera, ¿no crees?
- Cuando la mezcla alcance el punto de ebullición, retírala del fuego y añade cucharadas de dulce de leche. Yo prefiero poner sólo tres cucharadas, ya que no me gusta que quede demasiado dulce, mientras que si busco un sabor más avainillado, entonces sólo añado una cucharada.
- Sigo incorporando el dulce de leche, ya que crea una consistencia similar a la del postre que intentamos replicar, haciéndolo aún más parecido en sabor.
Por último, pasa la mezcla a recipientes con tapa, como vasos de postre, para que cuando se enfríe no se forme una costra y resulte poco apetecible.
