Esta receta combina lo mejor de un pan suave y esponjoso con una cobertura crocante y ligeramente dulce, ideal para acompañar un desayuno o una merienda. Es una preparación heredada, con un toque tradicional que se siente en cada bocado.
Historia y tradición
Este tipo de panecillos suaves, con cobertura crocante, tiene raíces en la cocina europea, especialmente en España, donde se transmitían de generación en generación. Eran comunes en celebraciones familiares y meriendas de domingo. Esta versión fue compartida por una abuela, lo que le da ese valor especial y auténtico que muchas veces se pierde en las recetas modernas.
Nos hemos ayudado con la información del siguiente video:
Ingredientes
Para la masa:
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2 huevos
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1 clara extra
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50 g de azúcar
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30 g de manteca derretida
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5 g de esencia de vainilla
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10 ml de aceite vegetal
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250 ml de leche tibia
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10 g de azúcar (para activar la levadura)
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8 g de levadura seca
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100 g de harina (para la esponja)
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500 g de harina adicional
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20 ml de aceite vegetal (para integrar)
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Aceite para engrasar el bowl
Para la cobertura crocante:
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50 g de manteca
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40 g de azúcar
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3 cucharadas de harina
Para pintar:
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1 yema
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1 cucharada de leche
Preparación paso a paso
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Esponja inicial: Mezclá la leche tibia con 10 g de azúcar, la levadura y 100 g de harina. Dejalo reposar 15 minutos hasta que espume.
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Masa principal: Agregá los huevos, clara, azúcar, manteca derretida, esencia de vainilla y aceite. Integrá y luego sumá la harina restante (500 g) y el aceite. Amasá hasta lograr una masa suave.
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Primer levado: Cubrí y dejá leudar una hora en un bowl aceitado.
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Formado: Dividí en 12 porciones y hacé bollitos. Estiralos a unos 20 cm y armá grupos de 3 para formar una flor o espiral.
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Segundo levado: Dejalos leudar unos minutos más en la fuente de horno con papel manteca.
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Cobertura crocante: Mezclá la manteca, azúcar y harina hasta formar un arenado. Espolvorealo sobre los panes.
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Pintado: Mezclá la yema con leche y pintá la superficie.
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Horno: Llevá a horno precalentado a 180 °C por 15 a 20 minutos.
¿Cómo usarlos?
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Para desayunos especiales: con manteca y mermelada casera.
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Como snack dulce: podés agregar chips de chocolate o pasas de uva a la masa.
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Para brunch o mesas dulces: servilos con variedad de untables y frutas.
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Con relleno salado: una opción menos común, pero posible, es rellenarlos con queso crema y hierbas, evitando la cobertura dulce.
Consejos y recomendaciones
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Para darle un toque especial: agregá ralladura de naranja o limón a la masa.
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Versión rellena: podés poner un poco de dulce de membrillo, crema pastelera o dulce de leche dentro de cada bollito antes de hornear.
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Conservación: una vez fríos, guardalos en frasco hermético o freezá por porciones.
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Ideal para compartir: estos panes son perfectos para llevar a un picnic o servir en una mesa dulce.
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Decoración extra: al salir del horno podés espolvorear con azúcar impalpable.
Conclusión
Este tipo de receta, simple pero llena de detalles que marcan la diferencia, nos recuerda lo rico de volver a lo casero. Preparar algo con historia, que aprendiste de una abuela o que lleva décadas cocinándose en hogares, siempre tiene otro sabor. Estos panecillos son una delicia que vale la pena probar y repetir.