No vas a creer lo simple que es esta receta. Con solo agregar un ingrediente secreto a la masa, obtendrás un pan esponjoso, aireado y con un delicioso sabor mantecoso.
El pan esponjoso es una de esas delicias que le gusta a todos. Su textura ligera y aireada, combinada con su sabor dulce y mantecoso, lo hace irresistible. Es tan versátil que podés disfrutarlo solo o con algún relleno dulce o salado.
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Te aseguro que te va a salir perfecto, este ingrediente secreto te ayudará a que la masa leude sin problemas. ¡El pan perfecto existe y acá te contamos cómo prepararlo!
Ingredientes
- 600 g de harina común tamizada + 120 g más de harina
- 400 ml de leche tibia
- 4 cucharadas de azúcar
- 9 g de levadura seca (27 g de levadura fresca)
- 2 huevos
- 1 cucharada de sal
- 1 cucharadita de polvo para hornear
- 80 ml de aceite
- 50 g de manteca
- 1 cucharada de vinagre de manzana
Para pincelar la masa
- 100 g de manteca
Para pincelar antes de hornear
- 1 yema
- Un chorrito de leche
Preparación
- En un bol, mezclá la leche con el azúcar y la levadura. Revolvé bien.
- Agregá los huevos, el aceite y la cucharadita de sal. Mezclá para integrar todo.
- Incorporá poco a poco la harina tamizada y agregá el vinagre de manzana.
- Mezclá con una cuchara y luego agregá los 120 g adicionales de harina. Volcá la masa sobre la mesada para empezar a amasar.
- Amasá bien, abrí la masa y agregá la manteca a punto pomada. Al principio va a costar un poco integrarla, pero seguí amasando hasta que quede bien mezclada.
- Una vez integrada la manteca, poné la masa en un bol grande, tapá con film y dejá reposar unos 40 minutos.
- Pasado este tiempo, amasá nuevamente y estirá la masa formando un rectángulo.
- Pincelá la masa con los 100 g de manteca derretida por toda la superficie.
- Doblá la masa por la mitad como si fuese un sobre y pincelá nuevamente con manteca.
- Repetí el paso de doblar y pincelar hasta usar toda la manteca.
- Tapá la masa y dejala reposar por 15 minutos.
- Estirá la masa nuevamente y cortala en tiras. Tomá cada tira, torcela y formá rosquitas.
- Acomodá las rosquitas en una placa para horno con papel manteca. Pincelá la superficie con una mezcla de yema de huevo y leche. Si querés, podés espolvorear con semillas de anís, sésamo o amapola.
- Llevá la placa a horno precalentado a 180°C por unos 30 minutos o hasta que la superficie esté dorada.
- Retirá del horno y, si te gusta, espolvoreá con azúcar impalpable.
Consejos:
- Para un sabor más intenso, podés agregar una pizca de canela o esencia de vainilla a la masa.
- Si preferís, podés hacer panes individuales en lugar de rosquitas. Solo cortá la masa en porciones más grandes y dales forma de bollo.
- Guardá el pan en una bolsa de papel para que se mantenga fresco por más tiempo.
¡No vas a poder creer la textura de estas rosquitas de pan súper esponjosas! Se deshacen en tu boca, suaves y llenas de sabor.