Este pastel sueco de manzana es mucho más que un simple postre: es un recuerdo entrañable de las reuniones familiares donde la cocina se llenaba de aromas dulces y reconfortantes. La receta viene de una tradición donde lo casero siempre fue sinónimo de calidad y cariño. Su textura húmeda y su sabor especiado lo convierten en el favorito de todos. Aquí te compartimos cómo prepararlo en casa.
Ingredientes
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125 ml de manteca (mantequilla) a temperatura ambiente
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375 ml de azúcar
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2 huevos
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1 y 1/2 cucharadita de esencia de vainilla
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375 ml de harina común
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1 y 1/2 cucharadita de bicarbonato de sodio
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1 cucharadita de sal
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1 y 1/2 cucharadita de canela molida
Procedimiento
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Precalentar el horno a 180 °C (moderado). Engrasar y enharinar un molde para pastel o uno tipo budín.
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En un bol grande, batir la manteca con el azúcar hasta obtener una mezcla cremosa y suave.
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Agregar los huevos de a uno, batiendo bien después de cada incorporación. Añadir la vainilla y mezclar.
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En otro recipiente, tamizar la harina, el bicarbonato, la sal y la canela.
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Incorporar los ingredientes secos a la mezcla de manteca poco a poco, mezclando con una espátula o cuchara de madera hasta obtener una masa homogénea.
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Pelar y cortar 2 a 3 manzanas medianas en cubos pequeños. Agregarlas a la preparación y mezclar con suavidad.
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Verter la mezcla en el molde preparado y alisar la superficie.
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Hornear durante 45 a 55 minutos o hasta que al insertar un palillo en el centro, este salga limpio.
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Dejar enfriar antes de desmoldar. Se puede espolvorear con un poco de azúcar impalpable si se desea una presentación más vistosa.
Consejos y recomendaciones
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El tipo de manzana influye mucho en el resultado: las manzanas verdes (como la Granny Smith) aportan un contraste ácido que equilibra perfectamente el dulzor del pastel.
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No batas en exceso la mezcla una vez agregada la harina, para evitar que el pastel quede duro.
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Este pastel queda excelente acompañado con una crema batida sin azúcar o un toque de yogur natural, sobre todo si se sirve tibio.
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Se puede conservar hasta 3 días a temperatura ambiente, bien cubierto. También se congela sin problemas si se guarda en porciones.
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Si querés un toque más crujiente, espolvoreá antes de hornear una mezcla de azúcar y canela sobre la superficie.
Este pastel es ideal para tardes frías, meriendas familiares o simplemente para revivir esos sabores clásicos que tanto nos reconfortan.