El pesto es mucho más que una salsa verde: es un clásico con historia, sabor y tradición. Originario de Génova, en Italia, su nombre viene del verbo “pestare”, que significa machacar, ya que originalmente se preparaba en mortero. Pero en Argentina lo adaptamos al paladar criollo y lo usamos de mil formas: en pastas, pizzas, ensaladas y hasta en sándwiches. Nos hemos ayudado con la información del siguiente video:
Ingredientes base (versión argentina):
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1 atado de albahaca fresca (unas 2 tazas de hojas)
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2 dientes de ajo (sin el brote, para que no repita)
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30 g de nueces (o piñones si tenés)
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50 g de queso duro rallado (parmesano, reggianito o similar)
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100 ml de aceite de oliva extra virgen
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Sal fina a gusto
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Pimienta negra recién molida (opcional)
Paso a paso:
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Lavar y secar bien la albahaca. Cuanto menos humedad, mejor se conserva el color.
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En una procesadora o licuadora, procesar primero el ajo y las nueces para que se integren bien.
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Agregar las hojas de albahaca y triturar unos segundos.
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Sumá el queso rallado y una pizca de sal.
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Mientras mezclás, agregá el aceite en forma de hilo fino para emulsionar. No te pases, es mejor ajustar después.
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Probá, corregí y guardalo bien cerrado.
Trucos caseros:
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Color más intenso: usá hielo al procesar o blanqueá las hojas apenas 5 segundos.
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Más liviano: reemplazá parte del queso por un poco de ricota.
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Más cremoso: agregale una cucharada de crema de leche o queso crema.
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Vegano: reemplazá el queso por levadura nutricional.
¿Cómo conservarlo?
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En frasco con tapa, con una capa extra de aceite arriba para sellar.
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Dura hasta 1 semana en heladera.
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También podés congelarlo en cubeteras: usás solo lo que necesitás.
Combinaciones ideales:
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Pastas largas: spaghetti, tallarines, fideos con huevo.
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Ñoquis caseros o de paquete con un toque de crema y pesto.
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Pizzas blancas o focaccias: usalo como topping final.
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Tostadas con tomate y mozzarella: fresco, liviano y riquísimo.
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Sándwiches gourmet: con pollo, rúcula y queso blando.
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Ensaladas tibias: con papas, huevo duro y vegetales asados.
Curiosidades:
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En Liguria, Italia, el pesto tradicional se hace con mortero y sin procesadora.
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Originalmente se usaban piñones, pero hoy en día se reemplazan por nueces, avellanas o almendras.
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En muchas casas argentinas, se hace una “versión económica” con albahaca + espinaca o rúcula.
Conclusión:
Preparar pesto casero es una manera simple y deliciosa de darle un giro distinto a tus comidas. Usando ingredientes frescos y adaptándolo a tus gustos, tenés una salsa casera que realza cualquier plato y se conserva bien. Es una de esas recetas que no fallan y que una vez que la hacés, la sumás a tu cocina de todos los días.