Esta receta viene acompañada de una técnica de más de 100 años, y el resultado es impresionante: un pan casero esponjoso, tierno, y dorado que podés hacer en casa sin necesidad de herramientas complicadas. Ideal para acompañar con todo, desde una picada hasta una buena merienda. Nos hemos ayudado con la información del siguiente video:
Origen del “truco centenario”
Esta técnica proviene de recetas europeas tradicionales, donde se combinaba levadura, leche y azúcar para lograr panes más tiernos y sabrosos. Con el tiempo, se popularizó en distintas regiones y hoy vuelve a ponerse de moda por su simpleza y resultados espectaculares. Es el típico pan “de antes”, hecho con paciencia, cariño y sin apuro.
Ingredientes
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200 ml de leche tibia
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50 g de azúcar (unas 4 cucharadas soperas)
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4 g de levadura seca (2 cucharaditas)
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1 huevo entero + 1 clara
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1 yema (para pintar)
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5 g de esencia de vainilla
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4 g de sal
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450 g de harina (preferentemente 000)
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40 ml de aceite neutro
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1 cucharada de leche extra (para pintar)
Paso a paso detallado
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Activar la levadura: mezclá la leche tibia con el azúcar y la levadura. Dejá reposar hasta que espume.
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Armar la masa: en un bowl grande poné la harina, el huevo, la clara, la esencia de vainilla, la sal y la mezcla de levadura. Agregá el aceite. Amasá hasta lograr una masa suave.
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Primer levado: tapá con un repasador y dejá descansar 60 minutos.
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Dividir y formar: separá la masa en 6 partes iguales y formá bollitos. También podés darle forma alargada o trenzada.
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Reposo final: dejá leudar otros 20 minutos.
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Pintar: batí la yema con la cucharada de leche y pintá la superficie del pan.
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Hornear: llevá al horno precalentado a 180 °C por 15 a 20 minutos, hasta que estén dorados.
Con las cantidades indicadas, obtenés 6 panes medianos o 12 más pequeños (tipo pancitos de copetín). También podés hacer un solo pan grande en molde tipo budinera, perfecto para cortar en rebanadas.
Ideas para servirlo
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Desayuno o merienda: con manteca y mermelada, dulce de leche o queso crema.
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Sandwiches gourmet: rellenalo con palta, jamón crudo, tomate y rúcula.
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Picadas: hacé pancitos chicos para untar con dips (hummus, baba ganoush, queso azul).
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Versión dulce: agregale pasas de uva, chips de chocolate o canela.
Equivalencias prácticas
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200 ml de leche = 1 taza chica
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450 g de harina = aprox. 3 tazas
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50 g de azúcar = 4 cucharadas colmadas
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40 ml de aceite = casi 3 cucharadas
Variaciones para probar
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Con harina integral: reemplazá la mitad por harina integral fina.
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Sin lácteos: usá leche vegetal (de avena o almendra) y margarina vegetal en vez de manteca.
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Fermentación lenta: dejá levar en heladera toda la noche y horneá al día siguiente. Mejora textura y sabor.
Recomendaciones útiles
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Más sabor: podés agregar ralladura de limón o naranja a la masa.
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Versión sin azúcar: reemplazá el azúcar por miel o stevia si buscás algo más saludable.
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Con semillas: espolvoreá con sésamo, amapola o lino antes de hornear.
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Congelado: una vez fríos, envolvé en film y congelá. Para usarlos, sacalos media hora antes y calentá unos minutos al horno.
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Para rellenos: esta masa sirve también para hacer pancitos con jamón y queso o con relleno dulce.
Por qué este pan es especial
Lo que hace única a esta receta es su simplicidad y el resultado final: una masa muy aireada, con un sabor suave, apenas dulce, que combina tanto con dulce como con salado. El uso de leche en vez de agua le da una miga más tierna y esponjosa. Es ideal para quienes buscan un pan casero, económico y versátil.
Conclusión
Este pan casero es una joyita que tenés que probar al menos una vez. No solo es fácil de hacer, sino que sale tan rico y suave que se convierte en un infaltable en tu cocina. Con ingredientes que tenés en casa y un poco de tiempo, podés tener un pan digno de panadería.